El cuidado del alma es un tema muy popular entre los pastores y sus defensores, pero ¿qué significa realmente? El alma se utiliza a menudo como sinónimo de la persona individual y se traduce comúnmente como “vida” (104 veces) y “persona” (38 veces) en la Biblia cristiana estándar. Básicamente, el cuidado del alma es el cuidado de uno mismo. Entonces, ¿por qué los pastores y los líderes de la iglesia deberían tomar en serio el cuidado del alma?
1. El cuidado del alma es una cuestión bíblica
La razón más importante para tomar en serio el cuidado del alma es que Dios nos lo dijo. En Hechos 20:28, Pablo dice: “Tengan mucho cuidado de ustedes mismos y de todo el rebaño en medio del cual el Espíritu Santo los ha puesto por obispos”.
En 1 Timoteo 4:16, Pablo le dice a Timoteo: “Presta mucha atención a tu conducta y a la enseñanza; persevera en estas cosas, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y a los que te escuchen”.
Los pastores que prestan atención a sus enseñanzas y a su rebaño mientras descuidan sus propias vidas (almas) están ignorando la Palabra de Dios, que es muy clara. Fue Jesús quien nos dijo que lo más importante que haremos hoy y por el resto de nuestras vidas es amarlo a Él, a nuestro prójimo y a nosotros mismos (Marcos 12:30-31).
2. El cuidado del alma es una cuestión de administración
La descripción del trabajo de un ministro que se encuentra en 1 Timoteo 3-4 nos obliga a dirigir nuestras vidas, hogares y ministerios intencionalmente. El cuidado del alma según las Escrituras consiste en administrar nuestro tiempo y energía limitados en lugar de reaccionar siempre a las emergencias y prioridades de los demás. Somos administradores, no salvadores, de nuestras iglesias. A menos que Jesús sea el verdadero héroe de su iglesia, es posible que se esté descuidando a sí mismo al extenderse demasiado en el ministerio.
Por ejemplo, si usted se saltea constantemente el día de reposo porque tiene miedo de que su iglesia se desmorone sin usted, se ha convertido en un facilitador en lugar de un capacitador. En lugar de eso, delegue a sus diáconos la tarea de dirigir el cuidado de los adultos mayores. Ayude a los padres de su iglesia a asumir su papel de discipular a sus propios hijos.
Puesto que Jesús es nuestro rey, debemos asegurarnos de que sólo Él sea el héroe de su iglesia local y de nuestros hogares. En el apogeo de su popularidad, Juan el Bautista dejó bien en claro a la multitud: “Yo no soy el Cristo” (Juan 1:20). ¿Es ese el mensaje que usted le está dando a su iglesia?
3. El cuidado del alma es una cuestión estratégica
Probablemente esté familiarizado con las siguientes instrucciones que ofrecen los auxiliares de vuelo antes de que despegue un avión: “Si la cabina pierde presión, las máscaras de oxígeno caerán desde el área superior. Por favor, coloque la máscara sobre su propia boca y nariz antes de ayudar a otras personas”. Esas instrucciones son importantes porque no puede ayudar a nadie en un avión si se desmayó en su asiento. Pastor, no puede ayudar a nadie desde el púlpito si se desmayó en la casa parroquial.
Para nosotros, como pastores, es crucial discernir la diferencia entre negarnos a nosotros mismos (bíblico) y descuidarnos a nosotros mismos (no bíblico). Descuidarnos a nosotros mismos para ayudar a otros es una falta de visión. Preste más atención a su alma para que pueda prestar mejor atención a su familia, a su ministerio y a usted mismo.
Practicamos el cuidado del alma cuando recuperamos el ritmo de trabajo y descanso que Dios puso estratégicamente en marcha el primer día de la creación. Practicamos el cuidado del alma cuando dejamos de pastorear bajo estrés durante el ministerio semana tras semana. Practicamos el cuidado del alma al guiar a nuestras familias y ministerios como si no fuéramos los héroes de ninguno de ellos.