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Recientemente llevé a mi hijo menor a pescar. Creamos recuerdos que atesoro cada vez que tenemos la oportunidad de ir. Estos viajes suelen estar llenos de risas, discusiones serias sobre la vida y, ocasionalmente, algunos peces. En este viaje en particular, mi hijo y yo estábamos en el barco hablando de todo tipo de cosas cuando me di cuenta de lo rápido que ha crecido y de lo rápido que pasa el tiempo.
Esa misma semana tenía previsto hablar en una conferencia sobre cómo llegar a la próxima generación. Había estado estudiando el Salmo 78 sobre cómo transmitir las verdades de Dios a la próxima generación. Una encuesta reciente realizada por el director de Próxima Generación de la Junta de Misiones Norteamericanas, Shane Pruitt, mostró que el 77% de los creyentes se convirtieron al cristianismo a los 18 años. Esto encendió una pasión profunda en mi corazón por alcanzar a la próxima generación.
El Salmo 78 es un capítulo increíble lleno de gran instrucción. Permítanme compartir tres cosas que debemos enseñar a la próxima generación:
1. Debemos enseñarles de la bondad de Dios.
Salmo 78:2-4 dice: “Contaré palabras sabias; Hablaré misterios del pasado: cosas que hemos oído y conocido y que nuestros antepasados nos han transmitido. No los esconderemos de sus hijos, sino que contaremos a la generación futura los actos dignos de alabanza del Señor, su poder y las maravillas que ha realizado”. Debemos enseñar continuamente a la próxima generación cuán bueno ha sido Dios con nosotros. Él es fiel y debemos transmitirlo a nuestros hijos.
2. Debemos señalarles la esperanza que Dios trae.
Los versículos 5-7 dicen: “Estableció un testimonio en Jacob y estableció una ley en Israel, la cual ordenó a nuestros antepasados que enseñaran a sus hijos para que la generación futura, los niños que aún habían de nacer, la supieran. Debían levantarse y decírselo a sus hijos para que pusieran su confianza en Dios y no olvidaran las obras de Dios, sino que guardaran sus mandamientos”. El enemigo persigue las mentes y los corazones de la próxima generación. Como individuos, familias e iglesias, debemos señalarles la esperanza que Jesús nos da. Debemos tener la intención de compartir el evangelio cada vez que tengamos la oportunidad. Deben saber que la única esperanza de paz y vida eterna se encuentra en Jesús.
3. Debemos enseñarles a conocer y amar la Palabra de Dios
El versículo 7 nos dice que hacemos estas cosas para que no olviden las obras de Dios y guarden Sus mandamientos. Debemos enseñar a la próxima generación que la Palabra de Dios debe ser su hoja de ruta para la vida. Debe ser en lo que se juegan toda su vida. ¡Es la Palabra infalible e infalible exhalada por Dios! Uno de mis mentores solía decir: “No basta con leer la Palabra; tienes que tener la Palabra dentro de ti”. Seamos intencionales enseñar la Biblia a la próxima generación.
El enemigo es como un león que quiere destruir a la próxima generación. Hará todo lo que pueda para apoderarse de sus corazones y mentes. Levantémonos y comprometámonos a compartir el evangelio, hacer discípulos y enseñarles la Palabra de Dios. Podrían ser la generación que cambie el mundo.