¡Todos los detalles importan! Esa es la mentalidad de los que planean bien. Cuando era pastor, recuerdo pasar mucho tiempo planificando cada momento de cada servicio de adoración. También recuerdo pasar hora tras hora de laboriosa planificación avanzada para cada evento. Quería que todo lo que hacíamos tuviera un impacto. El avance del evangelio era la meta y la excelencia siempre fue la norma.
La planificación estratégica es un componente necesario para cada iglesia y organización. Para maximizar los talentos y los recursos de su gente, se debe pensar e implementar adecuadamente un plan claro. Sin embargo, por buena que sea la planificación estratégica, nunca debe tener prioridad sobre la oración. A medida que crecí como líder, aprendí que dedicar más tiempo a la oración que a la planificación te ayuda a estar mejor preparado para lo que Dios quiere hacer en ti y a través de ti.
La oración es un trabajo duro. Es algo en lo que debemos elegir invertir nuestro tiempo. Es una de esas disciplinas que fácilmente se encuentra fuera de las prioridades de nuestro día. Sin embargo, la oración puede ser el camino que Dios elija para moverse entre ustedes de una manera nueva.
"Debemos ser diligentes para nunca permitir que nuestra planificación se convierta en prioridad sobre nuestra oración".
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Permíteme animarte a orar por tres cosas mientras llevas adelante a tu iglesia u organización:
1) Orar por el favor y la bendición de Dios. Hay muchas cosas buenas que vienen de ser un planificador estratégico. Sin embargo, cuando Dios elige bendecir nuestros esfuerzos, suceden cosas más grandes.
2) Orar por la guía y protección de Dios. Esto puede sonar como una forma extraña de orar cuando estamos planificando, pero necesitamos desesperadamente que Dios guíe el camino y nos proteja de tomar decisiones equivocadas. Si no tenemos cuidado, podemos permitir que nuestra creatividad nos lleve a un lugar donde dependemos más de nuestras habilidades que de Dios moviéndose entre nosotros.
3) Ore por aquellos a quienes busca impactar. Si bien ciertamente queremos liderar y planificar con la máxima excelencia, el objetivo final es glorificar a Dios e impactar a las personas con el mensaje del evangelio que cambia la vida. Por lo tanto, debemos orar para que Dios nos use para hacer avanzar el evangelio.
Como líder, es satisfactorio desarrollar un plan y verlo llegar a buen término. Es un gozo ver a las personas utilizar sus talentos y recursos para promover el reino de Dios. La planificación estratégica es una parte importante de eso. Sin embargo, debemos ser diligentes para nunca permitir que nuestra planificación se convierta en prioridad sobre nuestra oración. ¡Te amo y me siento honrado de servirte!